En esto del canto también hay verdaderos misterios.
Casos de personas a las que algún profesor les dijo que no iban a poder aprender a cantar nunca, personas con problemas de oído…
¿Cómo puede ser que estas personas consigan resultados con su voz sin tener ninguna probabilidad de éxito?
Hay quien dice que son milagros, como cuando Carlos graba su episodio sin protestar, pero nosotros queremos investigar si hay otras razones, así que el Sensei nos ha puesto a trabajar en la sección de los expedientes Z esta semana.
No te pierdas
- El caso del señor al que no le gustaba cantar
- El caso de la chica del ukelele
- El caso de la chica con problemas de oído
- Un par de investigadores de casos extraños muy entregados a su trabajo
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Imagen: Algunos derechos reservados por Jesus Belzunce
Transcripción del episodio
¡Uff! ¡Vaya pila de papeles! Y es que por aquí tenemos muchos casos en los que estamos trabajando actualmente.
Casos de personas sin talento nato para cantar o que piensan que es así, pero que lo están consiguiendo. ¿Cómo es posible?
Así que en el episodio de hoy voy a hablarte de algunos casos reales de personas que contra todo pronóstico han visto o están viendo la luz a la hora de controlar su voz.
Pero toda historia tiene su principio, así que antes de nada, voy a contarte qué me llevó a querer investigar estos casos.
El misterioso caso del señor al que no le gustaba cantar
Hace algunos años estaba yo haciendo un curso sobre programación neurolingüística, PNL para los amigos.
Por si no la conoces, muy a grandes rasgos, la PNL es un método de comunicación, desarrollo personal y psicoterapia en el que se trabaja en la mejora personal, descubriendo lo que te hace ser como eres.
Esto da pie a poder ayudar de la misma manera a los demás y a mejorar las relaciones humanas.
El caso es que estábamos haciendo un ejercicio en el que nos poníamos por parejas y teníamos que ahondar en una creencia de la otra persona.
Siendo yo profesora de canto me tocó con un señor al que no le gustaba cantar.
Me parecía increíble que a alguien no le gustara cantar, así que empecé a investigar el porqué de esto.
Antes que nada, para que te hagas una idea, te cuento que este señor era muy simpático, de esos que siempre están de broma y se ríen de todo.
Así que su afirmación me chocó mucho, porque me lo imaginaba cantando y riendo sin vergüenza ninguna.
Lo primero fue preguntarle si le gustaba la música.
Y me dijo que sí, que escuchaba mucha música.
Le pregunté si alguna vez tarareaba mientras escuchaba esa música o en la ducha.
La respuesta fue que sí.
Entonces le pregunté sí tararear le hacía sentir bien.
Y la respuesta, de nuevo, fue sí.
Empezaba a reconocer que sí le gustaba cantar, pues cuando tarareaba se sentía bien pero su rechazo sobre el canto seguía siendo muy fuerte.
Así que le pregunté si delante de los demás había cantado alguna vez.
Y sí, lo había hecho, en un karaoke, una vez.
Por lo visto se rieron tanto de él y sintió tal vergüenza que nunca más volvió a cantar delante de nadie.
Era como si pudiera verlo.
No estaba cantando mal a propósito, pero los demás pensaron que sí por lo bromista que era.
Así que acabó riéndose de sí mismo, pero llorando por dentro y jurándose a sí mismo que nunca jamás volvería a cantar delante de nadie.
En este momento de la conversación descubrí el verdadero motivo de su creencia.
Él había hecho las siguientes conexiones:
Si canto se burlan de mí, así que no canto bien, así que no me gusta cantar.
He aquí un ejemplo del daño que se le puede hacer a alguien con una burla o un comentario malicioso.
Aunque esa persona se ría de sí misma y parezca que no le afecta, sí lo hace y es algo que se queda grabado para siempre.
Di gracias por tener la capacidad de ayudar a personas como él, aunque sea muy difícil llegar a ellos, pues por lo que vi, tal llega a ser la vergüenza y la humillación sufridas que se hace muy duro aceptar que realmente quieres aprender a cantar.
Aún y así, muchas de estas personas lo han intentado.
Han asistido a clases con profesores de canto.
Y ellos mismos les han dicho que se dedicaran a otra cosa.
Como pasó en…
El caso de la chica del ukelele
Me llamó una chica que toca el ukelele.
Quería ayuda para cantar una canción en concreto y acompañarse con el ukelele.
Me avisó de que en el pasado había intentado acceder a un coro, pero que la habían rechazado.
Así que creía que lo hacía realmente mal.
Ella quería saber si yo la podría ayudar o si era imposible de verdad.
Yo era su última opción, si salía mal, lo dejaría.
Le pregunté qué canción era y resulta que no era una canción imposible, aunque sí con cierto grado de dificultad.
Quise saber si le daba igual el tono de la canción o tenía que ser uno en concreto.
Me dijo que podía ser en cualquier tono.
Así que sí podía ayudarla, pero necesitaba ver cómo reaccionaba su voz a los ejercicios y qué le pasaba en realidad.
En el primer ejercicio que le hice vi que tenía algunos problemas, como todo el mundo, pero que no era un caso difícil tal y como ella pensaba.
Estuvimos trabajando un rato en su voz y luego nos pusimos con la canción.
Por lo que había visto durante los ejercicios, busqué un tono cómodo para ella, que era diferente al que tocaba con el ukelele.
En un ratito estaba cantando la canción.
Y ahí dejó de creer que para ella era imposible aprender.
El siguiente paso: que su voz pudiera dar de sí lo suficiente como para cantar la canción en el tono que le sentara mejor, no en el que le resultara más cómodo.
Pero esto ya es otra historia.
La moraleja es que alguien puede creer que su caso es imposible cuando en realidad no es así, sólo por lo que una persona le dijo una vez o por un rechazo del pasado.
Lo triste es que como esta historia tengo muchas.
Personas que no lo hacen tan terriblemente mal como piensan por algo que les dijo alguien que en teoría entendía sobre esto.
Y a más de uno, en la primera clase les digo: bueno, pues ha sido un placer… 🙂 porque tienen el listón tan bajo que sus objetivos son muy fáciles de cumplir.
Otros casos son más difíciles y requieren más tiempo y otros objetivos son demasiado grandes como para conseguirlos en una sesión.
Lo que he aprendido es que para nadie hay un “no”.
El caso de la chica con problemas de oído
Vino una chica que quería aprender a cantar desesperadamente, pero en todo su entorno la respuesta había sido muy negativa.
De hecho, vino con su madre, que estaba muy cerrada a las ganas de aprender de su hija y no paraba de criticarla y de suplicarme que le dijera que no iba a poder aprender nunca para que desistiera de una vez.
Como es lógico, yo no pude hacer eso.
Uno de los argumentos de su madre era la hipoacusia de su hija.
La hipoacusia es una disminución de la capacidad auditiva de una persona.
Así que decidí hacer la prueba delante de ella.
Le di una serie de notas para que las reprodujera.
Falló muchas, porque su rango era muy limitado y tenía muchos problemas, pero en un rango cómodo, las acertaba todas.
Le hice ver a su madre que alguien con hipoacusia también puede aprender a cantar, porque es capaz de escuchar una nota, entenderla y reproducirla. Diferente sería si no oyese nada de nada.
También le dije que sí, que su hija tenía muchos problemas, pero que trabajando mucho, pero que mucho, mucho, lo podría conseguir.
Ella siguió creyendo que su hija no podría aprender porque se lo había dicho otra profesora con la que llevaba mucho tiempo dando clases y con la que no había avanzado nada.
Pero tras preguntarle a la chica si estaba dispuesta a trabajar de lo lindo y contestar que sí, que a muerte, decidió darle una última oportunidad, cosa que no todos los padres hacen, así que es una chica afortunada después de todo.
Después de un año conmigo y de muchísimo esfuerzo por su parte, y me consta que esto es así, empezó a ver la luz.
Y sigue trabajando para mejorar y le queda mucho camino, pero ahora sabe que antes o después lo va a conseguir, contra todo pronóstico y soportando todo el rechazo de su familia al respecto.
Y es que aunque creer en uno mismo es esencial, tener a alguien que crea en nosotros y nos dé la seguridad que necesitamos es imprescindible.
Yo soy esa persona para esta chica ¡y espero seguir siéndolo durante mucho tiempo!
Todo esto no te lo cuento para demostrarte lo genial que soy, porque hay muchas más personas que pueden ayudar a otros en esto.
Sólo es necesario tratar de entender a los demás, dejarles muy claro y con una visión realista lo que va a suponer para ellos en cuestión de trabajo y de esfuerzo y esforzarte en buscar soluciones para ellos.
Fruto de estas experiencias y muchas otras nació nuestro programa de entrenamiento para principiantes, “Aprender a cantar es para todos”.
En el que no existe un “no” para nadie, pero en el que se exigen ganas de trabajar y dedicación.
Ahora que se acercan las navidades, tenemos para ti un regalo, un descuento del 10% en este programa, para que no exista el “no” para ti tampoco.
Si crees que tú también eres un expediente Z, puedes contactar con los agentes Sculder y Mully para que te echen un cable, o puedes hacerte con nuestro programa en este enlace y empezar a trabajar activamente para empezar a resolver tu propio expediente Z.