Y para acabar la semana especial de Halloween en El Sensei del Cantante te traigo otro episodio espeluznante!
Recuerda que esta semana ha habido dos episodios de El Sensei del Cantante.
Por si te perdiste el primero, puedes escucharlo aquí.
Carlos te habló sobre 5 cosas que aterrorizan a los cantantes.
¿Quieres saber qué otros 5 miedos tienen los cantantes?
¡Sígueme!
¿Qué sustos vas a llevarte en este episodio?
- Te daré una pista: ¡picos y plumas!
- Y una moraleja muy interesante: que siempre tienes a tus amigos para ayudarte a salir del pozo… ¡aunque no quieran!
Ahora también puedes seguir el podcast El Sensei del Cantante en Apple Podcasts, Google Podcasts, Spotify, Amazon Music y SoundCloud, desde tu navegador o smartphone.
Transcripción del episodio
Y como todos tenemos miedo de algo y los cantantes de por sí ya somos muy miedicas, hay 5 temores más para explorar.
Así que el objetivo del episodio de hoy es:
Seguir ahondando en el cerebro de un cantante y escarbar hasta descubrir 5 nuevos temores, que junto con los 5 que vimos en el anterior episodio conforman el top 10 de temores de los cantantes.
¡Que lo disfrutes!
Miedo #6: Miedo a las notas agudas
Esto no sólo da miedo, sino que es absolutamente terrorífico para algunos cantantes.
Las notas agudas son su mayor dolor de cabeza, porque es donde salen los problemas.
Y salen ahí todos los problemas porque son las notas más difíciles de cantar.
¿Pero cuál es la mejor forma de perderle el miedo a algo?
Comprenderlo y hacerlo.
Primero es importante saber cómo debes enfocar esas notas complicadas, ya que requiere de un proceso de aprendizaje.
Una vez sepas en qué punto te encuentras de ese proceso, empieza por el primer paso y no pierdas el rumbo.
Siento no poder ayudarte más en este aspecto. Es un camino complejo, normalmente largo y completamente dependiente de cada persona.
Pero con lo que sí puedo ayudarte es con la parte mental, y lo voy a hacer ahora mismo.
La mayoría buscamos las notas agudas arriba, las pensamos como si tuviésemos que llegar a ellas, y esto es un gran impedimento para llegar a cantarlas cómodamente algún día.
Si esto también te pasa a ti, cambia el chip ya mismo.
Te va a ayudar mucho pensar en que todas las notas están a la misma altura. Todas están delante de ti, ni arriba ni abajo.
Esto también te ayudará con las notas graves, ya que tendemos a buscarlas abajo.
Pero si realmente tus notas agudas son muy rebeldes, puede ayudarte pensar que están abajo.
Eso puede cambiar tu forma de pensar esas notas a nivel físico, y puede que sientas más comodidad desde el primer momento.
Miedo #7: Miedo a tener que saberlo todo sobre la voz para poder cantar
Saberlo todo sobre algo a nivel teórico es bueno, sobre todo si ese algo te apasiona.
Pero por otro lado, puede llegar a obsesionar tanto que no le prestas atención a lo que de verdad se la tienes que prestar o te pierdes en los detalles.
Y es que por mucho que sepas de tu voz a nivel teórico, lo que de verdad te da la habilidad para utilizarla como quieres es la práctica.
Pero esta obsesión por saberlo todo muchas veces no es más que el miedo a enfrentarse al trabajo de práctica diaria.
Te hace retrasar tus prácticas porque piensas que primero tienes que aprenderlo todo sobre la voz y que cuando lo comprendas todo aprenderás más rápido o ya serás un gran cantante.
Pero esto no va así.
Tienes que tener claro un solo concepto y a partir de ahí ir avanzando: Has de buscar la facilidad.
Todo lo que se salga de ahí va a ser un problema.
Si has leído que tienes que activar este o aquel músculo y te obsesionas en activarlo de manera consciente es posible que acabes forzando tu voz porque no se trata de una habilidad intelectual, sino motora.
Y los músculos vocales no son iguales que los bíceps.
Son muy pequeños, por lo que no se sienten igual y por lo que no necesitas ejercer el mismo nivel de fuerza que ejerces con un bíceps.
Así que yo te recomiendo que no lo demores más y te pongas a practicar desde hoy.
Miedo #8: Miedo a que te escuchen practicar y se rían de ti
Pero practicar no es tan bonito como te lo pinto, ¿verdad?
Porque cuando cantas estás, en cierto modo, desnudando tu alma.
De hecho, para muchas personas cantar es algo muy íntimo y es por eso que existen tantos cantantes con timidez y pánico escénico.
Los ejercicios de canto son un problema.
Porque a veces son muy raros y te hacen sentir ridículo.
Hay muchas personas que al practicar están más pendientes de la cara que ponen o de quién les pueda estar escuchando al otro lado de la puerta o de la pared que de lo que están haciendo.
Y es mucho más difícil si tienes unos vecinos que te pican en la pared cuando te pones a practicar o que te hacen la burla imitándote mientras haces los ejercicios.
Es normal que esto te moleste y no te deje practicar tranquilo, pero hay algunas maneras de sortear estos inconvenientes.
- Habla con tus vecinos si sabes quienes son aquellos a los que estás molestando. Es posible que el problema sea que les molesta a la hora a la que practicas porque es justo mientras duermen la siesta.
En ese caso, podéis intentar llegar a un entendimiento y fijar unas horas en las que puedas practicar sabiendo que no vas a molestar.
Y si no hay lugar para el entendimiento diles que entonces en lugar de canto practicarás batería. ¿A ver qué les parece? 😛 - Ves a algún sitio donde puedas practicar sin que nadie te escuche: un local de ensayo, la habitación más alejada de tu casa, la playa, un parque, el bosque, una canoa en medio de un lago… Si tienes la posibilidad, ¿por qué no? 🙂
- La opción más sencilla es utilizar los viajes en coche o moto para practicar. Si cada día tienes que conducir durante 30 minutos puedes aprovechar para practicar entonces.
- Y finalmente tenemos la opción edredón. Si te pones debajo del edredón vas a amortiguar mucho el sonido y ni te van a escuchar tanto ni tú les vas a escuchar quejarse.
Y si tienes la posibilidad de permitirte insonorizar una habitación, ¡sería el lugar perfecto para ti!
Miedo #9: Miedo a no ser perfecto
Y muy relacionado con lo anterior está este miedo a no hacerlo bien, es más, a no hacerlo perfecto.
Buscas cada fallo con el microscopio y te paras en cada error.
Está bien ser crítico con uno mismo, pero serlo tanto a veces no te deja avanzar.
Al grabar es muy frecuente encontrarse con ese problema, porque quieres que suene perfecto y ninguna toma te parece lo suficientemente buena.
Cuando te pasa eso es muy común que lo grabes todo frase a frase y cada frase 20 veces.
Al hacer eso pierdes la fluidez que deberías tener al cantarlo todo del tirón.
Puede ser preferible que lo grabes del tirón y luego lo escuches minuciosamente y repitas las partes que no te hayan gustado o que no te hayan salido.
Este miedo a no ser perfecto afecta a niveles aún más preocupantes.
Estás en tu clase de canto y no te permites el lujo de equivocarte porque no quieres que tu profesor te tenga que corregir.
Y todo eso es por el miedo a que se sepa que no eres perfecto.
Pues debo decirte que no te preocupes… ¡ya se sabe! Más que nada porque ¡nadie lo somos!
Nuestras imperfecciones nos hacen maravillosos…
Y nunca me cansaré de este concepto que me encanta: cada error es una oportunidad para aprender.
En todos los procesos de aprendizaje que has vivido has cometido errores y has aprendido de ellos para evolucionar.
No hay más que fijarse en un niño que empieza a andar, como se cae al suelo y se levanta cada vez. Y cómo se levanta torpemente, pero se levanta… Y cada vez se levanta más ágilmente…
Así que ya sabes… ¡a caerse las veces que sean necesarias!
Miedo #10: Miedo a practicar sin guía
Y como contrapartida y para cerrar la lista, tenemos a los que no practican en casa porque tienen miedo de practicar solos.
Este miedo puede ser legítimo porque resulta que cada vez que practicas terminas con afonía o con molestias.
Cuando estás en clase de canto tienes la seguridad de que hay otra persona escuchando lo que haces y de que si hay algo que haces que sea potencialmente dañino esa persona lo va a escuchar.
Y está bien que tengas miedo y que vayas con mucho cuidado, pero si realmente quieres avanzar con tu voz tienes que empezar a conocerla y saber qué es lo que te hace daño y qué no.
Ya tienes a tu profesor, quien te guía y te advierte de qué puede hacerte daño.
Ahora te toca experimentar.
Se trata de ir conociendo tu voz poco a poco, con cuidado, eso sí.
Acuérdate del principio básico y esencial: buscar la facilidad por encima de todo.
Y si tienes miedo de practicar porque no sabes si lo estás haciendo bien… ¡bienvenido a cualquier proceso de aprendizaje! Y sobre todo, ¡bienvenido a uno de los procesos de aprendizaje más difíciles que hay!
Porque al aprender a cantar no puedes ni ver ni tocar todos los elementos que intervienen en el proceso.
Tampoco puedes sentir según qué cosas al detalle…
Eso da miedo y hace que te sientas sólo e inseguro, pero es como intentar sentir cómo fluye la sangre por las venas. Lo importante es que fluya y que puedas disfrutar de todas las funciones que se ven favorecidas por el torrente sanguíneo.
Así que concéntrate en sentir la facilidad y en no sentir dolor ni molestias y todo irá bien. 🙂