No importa si estás mejorando como cantante o no, cantes bien o cantes mal.
Al final la incertidumbre y la frustración acaban por aparecer.
¿De verdad voy a poder tener la voz que quiero?
¿De verdad voy a poder cantar las canciones que me gustan?
Todo esto es inevitable.
Pero si mantienes una constante te aseguro que el camino valdrá la pena.
Quiero ayudarte a encontrar esa constante.
Todo empieza con una pregunta muy sencilla
¿Por qué estoy aquí?
Parece una pregunta fácil, pero quizás no lo sea tanto.
– Porque me gusta cantar
– Porque cuando canto me siento feliz
Son respuestas válidas, pero demasiado genéricas para el propósito que estoy buscando ahora.
Lo que quiero es que profundices en tu respuesta y encuentres el motivo más específico que puedas.
Tómate tu tiempo
La primera vez que te hagas esta pregunta, tómate tu tiempo para encontrar la respuesta.
¿Por qué estoy aquí?
Si es porque te gusta cantar, quiero que busques el por qué.
Y quiero que seas sincero.
¿Quieres grabar un disco?
¿Por qué estás leyendo este artículo?
¿Quieres ser famoso?
¿Quieres hacer conciertos?
¿Por qué pensaste en hacer clases de canto?
¿Quieres cantar tus propias canciones y distribuirlas por Internet?
¿Quieres que la gente te diga que tienes buena voz?
Busca el principal motivo.
Busca qué imaginaste cuando se te pasó por la cabeza que te gustaría cantar.
Fíjate en qué ves ahora mismo cuando te imaginas a ti mismo cantando.
Quiero aclarar que simplemente cantar por cantar puede ser el motivo por el que cantas, pero quiero que estés muy seguro de que es ese el motivo.
A mi modo de ver, si simplemente cantas por cantar, no debería importarte demasiado lo bien que lo hagas, ya que lo haces únicamente para ti.
Si no utilizas un motivo muy fuerte para cimentar tu voluntad y determinación, éste se tambaleará a la primera de cambio y será más fácil que te vengas abajo.
Y una vez tengas muy clara tu respuesta, grábatela a fuego.
Cada vez que te preguntes ¿por qué estoy aquí?, recuerda tu respuesta, ya sea en forma de imagen, unas palabras que te digas a ti mismo, o una sensación.
Lo que sea, pero que esa respuesta la sientas de verdad.
Eso supondrá una inyección de motivación segura.
Pero vayamos más allá.
¿Y luego qué?
Pon por caso que tu respuesta ha sido ¿Quieres cantar tus propias canciones y distribuirlas por Internet?.
Una vez hayas conseguido cantar tus propias canciones y las hayas distribuido por Internet, ¿qué vas a hacer?
¿Eso fue todo?
No lo creo 🙂
Quizás quieres ayudar a las personas con tu música.
O puede que quieras enseñar al mundo lo que haces para conocer la opinión de los demás.
No hay respuesta incorrecta, ya que cada uno tenemos unos valores y objetivos diferentes.
Lo importante es que seas sincero contigo mismo y que ese ¿y luego qué? te motive lo suficiente como para seguir adelante.
Esto hará que tu ¿por qué estoy aquí? sea más fuerte.
Otra pregunta igual de importante
¿Qué estoy dispuesto a sacrificar?
Buf, esta es dura.
Al principio nos comemos el mundo, pensamos que estamos dispuestos a sacrificar lo que sea con tal de conseguir lo que queremos.
Si tu respuesta a tu pregunta ha sido lo que sea, me gustaría que la pensaras de nuevo 🙂
¿Estás dispuesto a practicar con tu voz durante horas en vez de estar por ahí con tus amigos?
¿Estás dispuesto a utilizar parte de tu dinero en pagarte una enseñanza, un manager, un productor musical, …?
¿Estás dispuesto a salir a un escenario a cantar? ¡Estar en el público es una cosa totalmente diferente a estar en el mismo escenario!
Quiero que te imagines bien tu respuesta y te veas a ti mismo haciéndolo, que vivas cada situación de sacrificio dentro de tu cabeza, y que realmente aceptes que estarías dispuesto a hacerlo (¡o dejar de hacerlo! 😀 )
Que lo aceptes para conseguir lo que quieres conseguir.
Es decir, para conseguir tu ¿por qué estoy aquí?
No importa que no te plantees todos los sacrificios habidos y por haber (es imposible, son demasiados 😛 ), pero si es importante que tu respuesta a cualquier tentación que te aparte de tu camino sea la misma.
Tu respuesta al ¿por qué estoy aquí?.
Pero todo cambia
Esto es un hecho.
Hoy piensas una cosa y mañana otra.
Es normal, y hasta diría que bueno, porque quiere decir que evolucionas.
Revisitar la pregunta y buscar nuevas respuestas de vez en cuando puede ayudarte a descubrir nuevos motivos que antes no habías pensado, o a ver qué cosas han cambiado en tu vida.
Lo importante es que tengas ese as en la manga para recordarte por qué el mal momento que estás pasando hará que valga la pena.
Al final, ninguna persona del mundo puede disipar tus dudas, ya que están arraigadas muy dentro de ti.
Ahí es cuando la fe puede jugar a tu favor.
Más que nada porque si no tienes fe, ¿cuál es la alternativa?
Rendirte.
Y sé que eso no va contigo 🙂
Cada vez que sientas que quieres tirar la toalla, repite el mantra: ¿por qué estoy aquí?
¡Pero tampoco se trata de tener una fe ciega!
Lo que te estoy dando aquí es una herramienta muy muy útil para superar los malos momentos.
La he usado durante mucho tiempo y a día de hoy la sigo usando.
Lo que no te estoy ofreciendo es una solución a todos tus problemas.
Esta herramienta es especialmente útil para cuando tardas más de lo que te gustaría en conseguir algo que quieres.
O cuando, a pesar de haber mejorado, parece que no vayas a conseguirlo nunca.
En cambio, si lo que te ocurre es que por más que lo intentes siempre estás en el mismo punto, el problema es otro.
Pueden ser varios, de hecho.
Si te sientes estancado, debes cambiar de enfoque y experimentar con tu voz.
Y si eso tampoco te ayuda, te recomiendo que busques a un buen profesor de canto.
¿Por qué estás aquí?
Imagen: Algunos derechos reservados por AlicePopkorn