¿Cómo domesticar tu indomable voz?

Cómo domesticar tu indomable voz¿A veces sientes que tu voz es una fierecilla imposible de domesticar?

¿Hace lo que quiere y te sientes como su esclavo?

Esta situación tiene que dar la vuelta.

Si tú supieras… ¡El Sensei consigue de su voz cosas increíbles! Que lave los platos, que le haga la cena…

Yo aún no sé cómo lo hace, pero claro… él es el Sensei.

El caso es que nos ha transmitido un poco de su conocimiento ancestral para que te ayudemos a conseguir un mínimo de control sobre tu voz.

No será tanto como él tiene, ¡pero bueno! ¡por algo se empieza! 😀

¿Qué secretos de domador aprenderás hoy?

  • Que para domesticar tu voz la tienes que conocer bien
  • Que no puedes controlar tu voz a base de fuerza
  • Un truco para relajar tus músculos y una herramienta imprescindible para que todo sea más fácil
  • Que hay algunas fieras que se pueden domesticar y otras que no…

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Imagen: Atribución Algunos derechos reservados por N. Feans

Transcripción del episodio

Hay algunas cosas, o seres… que son bastante difíciles de controlar.

Sigues todos los pasos, estás totalmente comprometido con la misión, pero no hay manera de conseguirlo.

Y por mucho que te hagas con un kit y resulte muy obvio cómo utilizarlo, hay veces en las que la solución no está tan clara.

Para poder disfrutar totalmente de tu voz al cantar, necesitas domesticarla.

Conseguir que se comporte como esperas de ella y que cumpla todas tus órdenes.

Pero resulta que esto no es tan fácil como parece.

Por eso estoy yo aquí, con el objetivo de que conozcas los pasos necesarios para tener a tu voz bajo control.

¿Qué es lo primero que necesitas para empezar a controlar tu voz?

¡Pues conocerla!

Y esto no significa sólo escucharla, ¡que también!

Sino descubrir tus tres registros esenciales: voz de pecho, voz de cabeza y voz mixta.

Aunque después de mucho tiempo de conocimiento de tu propia voz te darás cuenta de que no te gusta etiquetarla.

Cuando estés cantando una canción y te salga bien y de manera fácil no te pararás a pensar en si en la palabra “mirada” el “da” cae en voz de cabeza, voz de pecho o mixta, simplemente te limitarás a disfrutar de esa nota.

Y aunque el episodio va sobre el control de la voz y te pueda parecer que se trata de tener todo muy etiquetado y marcado, no es así.

Recuerda que cantar es una habilidad motora.

Las habilidades motoras tienen que ser automáticas, se hacen casi sin pensar.

Esto quiere decir que cuando cantes tienes que dejarte llevar y ceder un poco el control.

Porque tu voz es como mis gatitos: indomable.

¡Y eso es parte de su encanto!

¿Te has perdido del todo?

Sigamos por el camino de baldosas amarillas. 🙂

Conoce mejor tu voz de pecho

Es la voz que utilizas para hablar.

Así que es buena idea que te grabes hablando.

Busca en tu voz hablada aspectos que no te gusten.

Y no me refiero al timbre, porque eso es algo que tendrás que aprender a amar si lo que quieres es cantar.

Busca cosas que puedas mejorar.

Por ejemplo: ¿es una voz airosa?

Entonces tienes que trabajar en eliminar el aire sobrante.

Si no sabes cómo, recuerda que ya hemos hablado sobre ello en el episodio número 33 de El Sensei del Cantante.

¿O quizás es una voz demasiado dura?

Tendrías entonces que trabajar en suavizar tus consonantes.

Recuerda que Carlos te habló sobre cómo hacer esto en el episodio número 51 de El Sensei del Cantante.

El siguiente paso es conocer tu voz de cabeza

Aquí es donde está toda la miga de este episodio y donde vas a tener que poner todo de tu parte.

Porque tu cuerpo va a querer hacer fuerza para llegar a las agudas.

Y porque si estás pasando de forzar tu voz a descubrir tu voz de cabeza, vas a sentir que al negárselo pierde fuerza.

Lo peor es que no te va a gustar el sonido, porque de repente va a sonar más débil que cuando empujabas tu voz de pecho.

Pero en serio, tienes que dejar de hacer fuerza.

Sin eso, va a ser imposible empezar a descubrir tu voz de cabeza.

Busca un sonido ligero, como una sirena.

Al principio, deja que se parezca a eso.

Puede que no sea bonito, pero es útil.

Pero… ¿cómo se domestica a alguien o algo indomable?

Pues como yo hago con mis gatitos.

Haciendo que sea decisión suya.

Ellos deciden cuándo utilizar mis piernas como cama, o cuándo quieren mimos.

Así que tu voz tiene que decidir por sí misma.

Lo único que tienes que hacer es no hacer nada.

No hacer fuerza.

No tensar ni la lengua, ni la mandíbula, ni apretar los puños…

Y dicho así parece fácil, pero es más fácil tensar que destensar.

Así que un truco que a veces viene muy bien es exagerar una tensión para ser consciente de ella y al momento relajarla.

Toma aire, dejando que se infle tu tripa, entonces retén ese aire y aprieta tus puños, tu mandíbula, tu lengua… ¡Todo lo que puedas!

Deja ir toda esa tensión mientras expiras ese aire que estabas reteniendo.

Puedes repetir esto unas cuantas veces fijándote bien en qué diferencia hay cuando tu cuerpo está tenso y cuando no.

¡Así le enseñas a tu cuerpo las dos opciones para que decida por sí mismo!

Cuando estés cantando, escucha a tu cuerpo y busca tensiones.

Prueba a sostener una nota y mientras lo haces busca esas tensiones.

Exagéralas y luego relájalas.

¿Qué puedes controlar tú directamente y qué no?

Los músculos que controlan las cuerdas vocales son muy difíciles de controlar conscientemente.

Así que no tienes que intentar hacerlo.

De hecho, hacerlo sería un error.

Piensa que son músculos muy pequeños, que no ves.

Es muy fácil confundirlos con otros músculos más grandes, como los de tu cuello.

Y activar esos músculos en lugar de los que toca, te puede perjudicar mucho.

Volverías a forzar tu voz.

Así que no es buena idea intentar controlarlos de esa manera.

Pero sobre el volumen sí tienes el control.

Si lo reduces, vas a encontrar las sensaciones correctas de manera mucho más fácil y rápida.

Así que no tengas miedo, de nuevo, de que tu voz pierda potencia.

Porque una cosa es reducir el volumen pero mantener activos todos los músculos, y la otra es reducir el volumen desactivando los músculos que juntan las cuerdas vocales (haciendo la voz más airosa o susurrada).

Si trabajas a un volumen más bien bajo es muy fácil irlo aumentando poco a poco.

De hecho, es algo que pasa de manera natural.

¿Y qué me queda para tener el control total sobre mi voz?

Como yo con mis gatitos, nunca vas a tener el control total, pero sí podrás disfrutar mucho de ella.

Para ello, nunca debes dejar de practicar.

Haciendo tus ejercicios, siempre siendo consciente de las sensaciones que te he indicado durante el episodio.

Cada día, al menos una vez.

Y aún y así, aún no tendrás el control.

Porque cuando sacas a tu voz de su zona de confort, ya no se comporta igual.

Aparecen los nervios, que te secan la boca y te ponen en estado de alerta y de tensión.

Y por muy bien preparado que lo lleves, a veces te quedas en blanco y se te olvida todo.

Así que no te queda otra que practicar también esta parte.

Primero de todo, siempre debes calentar tu voz antes de una actuación.

Porque eso le recuerda a tu voz todo el trabajo previo que has estado haciendo cada día.

Y por otro lado, canta siempre que puedas delante de los demás, para que tu voz se vaya acostumbrando a salir de su zona de confort y que cada vez estés más cómodo cantando delante de los demás.

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