¿Por qué parece que tu cuerpo y tu mente trabajen al unísono para ponértelo difícil a la hora de cantar?
Sabes que tus cuerdas vocales se han de hacer más finas para cantar notas agudas, que deben estar juntas entre sí para poder cantar libremente y con potencia, incluso sabes qué músculos y cartílagos entran en juego para hacer todas esas acciones.
Pero nada… no lo consigues…
¿Qué es lo que falta?
No importa cuánta teoría estudies o cuántos libros leas, porque ningún nuevo concepto te va a dar experiencias nuevas.
Al final, para aprender es necesario vivir la experiencia, y es en esa experiencia donde los problemas reales aparecen, siendo tú mismo el mayor problema de todos.
Eres tu peor enemigo, porque todo nuevo concepto que aprendas va a pasar tus experiencias
Imagínate que eres el mejor clavando clavos con un martillo y es lo único que sabes hacer.
No tienes rival.
Un buen día te encuentras con que tu delicado reloj de mano tiene una pieza un poco suelta, y para fijarla tienes que apretar los tornillos.
Pero no sabes atornillar…
¿Qué es lo que mejor sabes hacer?
¡Clavar clavos!
Así que tratas de arreglar tu reloj a martillazos y acaba hecho trizas.
Es un ejemplo tonto, pero con la voz puede pasar lo mismo.
Por ejemplo, si la única forma que tienes de cantar notas agudas es con mucho volumen y gritando, te vas a destrozar la voz, únicamente porque no tienes más experiencias.
Necesitas conseguir nuevas experiencias para llegar a utilizar tu voz de formas diferentes, pero… ¿cómo las consigues?
Tienes que cambiar tu forma de pensar
Se dice rápido, pero no es fácil.
He reunido algunas situaciones que he visto o vivido en donde tienes la oportunidad de cambiar el planteamiento que tienes.
Ideas preconcebidas sobre el sonido de tu voz
Debo tener más volumen, debo sonar más dulce, debo sonar más grave, más agudo, tengo voz de pito, voz de rata, …
Todos tenemos ideas sobre cómo deberían sonar nuestras voces, y eso nos pone varios obstáculos.
Solemos pensar este tipo de cosas cuando comparamos nuestras voces con las voces de los cantantes que nos gustan.
Al ver que no son iguales, es fácil caer en la trampa de pensar que no sonamos bien.
Al fin y al cabo, estos cantantes son los grandes y nosotros no somos nadie, ¿no?
En ese momento es cuando te marcas una meta: sonar como este o aquel cantante.
Eso es ponerte muchísimo peso sobre tus propios hombros, y además es una expectativa irrealista e innecesaria.
Irrealista porque cada persona tiene su propia voz.
No sólo en la forma de interpretar, si no también físicamente: cada persona tiene una configuración morfológica diferente.
El grosor de las cuerdas vocales, de la lengua, la forma de la laringe, la faringe, … todo eso imprime un sonido en concreto en una voz.
Como mucho se puede llegar a imitar, pero no a replicar.
Dicho en pocas palabras, si eres un tenor, el sonido de tu voz no va a ser como el de una soprano.
Por otro lado, es una expectativa innecesaria porque no tienes que sonar como ninguna otra persona.
Puedes obtener un buen sonido de tu propia voz sin necesidad de imitar el de otra persona.
Piensa que esos cantantes a los que te quieres parecer, son cantantes que han recorrido sus propios caminos hasta que han llegado al punto de tener un sonido maduro, entrenado.
Si tú aún no llevas recorrida ni la mitad de tu propio camino, es normal que no tengas aún el sonido que quieres.
Aún te queda mucha experimentación para encontrar y desarrollar tu sonido natural.
El mejor consejo que te puedo dar para esto es que te acostumbres a escuchar tu propia voz y que no la juzgues por su sonido.
Júzgala por tu habilidad técnica, y a partir de ahí trabaja para mejorarla.
El sonido mejorará solo.
Tu sistema motor te sabotea
A veces es la mente la que te pone trabas, pero a veces es tu propio cuerpo.
Cuando has hecho algo de una forma durante toda tu vida, ni te planteas que exista otra forma de hacerlo.
Si tu cuerpo está haciendo algo que no es correcto pero lo haces así porque siempre lo has hecho así, tienes que quitar el autopiloto y coger las riendas para empezar a enseñarle la forma correcta.
Un reflejo muy común al cantar notas agudas es el de gritarlas.
En nuestro ADN tenemos el instinto de gritar, ya que es un instinto de supervivencia, y por eso es tan fácil que aparezca cuando queremos cantar esas notas.
Ni lo piensas, simplemente lo haces.
Si quieres dejar de gritar, tienes que obligarte a hacerlo, poniendo toda tu atención en ello y asegurándote de mantener un volumen medio o incluso reducirlo al llegar a esas notas agudas.
De esta forma estarás diciéndole a tu cuerpo: hay otra forma de hacerlo.
Poco a poco irás desactivando esa respuesta automática e impondrás la respuesta que tú quieres, hasta que llegue un día en el que no tengas que pensar en ello.
¡Pero esto sólo es un ejemplo!
- ¿Subes las cejas cuanto cantas agudo?
- ¿Bajas la cabeza cuando cantas grave?
- ¿Aprietas los dedos de las manos o los dedos de los pies cuando aumentas el volumen?
- ¿Cuándo cantas una U en notas agudas se convierte en una O?
- ¿Subes la cabeza y miras hacia arriba cuando cantas notas agudas?
Todos estos son ejemplos de cosas INNECESARIAS que suelen pasar cuando cantamos, que no hacen más que entorpecer nuestra técnica y no nos permiten cantar de forma relajada.
Puede venirte bien que te observes en un espejo mientras cantas o practicas, o que te grabes en vídeo y te veas.
Reconocer todos estos “tics” y empezar a erradicarlos te hará disfrutar más de tu voz.
Malas experiencias anteriores
Si alguna vez has hecho algo que te ha causado una mala experiencia, por naturaleza vas a tratar de evitarlo, quieras o no.
Puede que en tu infancia descubrieses de una forma desagradable que el fuego quema, o que las espinacas están malísimas (nota: ninguna espinaca fue herida durante la redacción de este artículo).
Por eso hoy sigues evitando esas situaciones.
Pero muchas veces clasificamos algunas experiencias como negativas, cuando en realidad no lo son, y es ahí donde el problema nace.
La verdad es que no puedo pensar en un mejor ejemplo que en el canto.
¿Cuántas personas dicen “yo no sirvo para cantar”?
¿Por qué crees que lo dicen?
Porque alguna vez lo intentaron y les salió fatal.
¿Eso quiere decir que no sirven?
No. Yo creo que quiere decir que AÚN no saben cómo cantar, porque tienen que APRENDER.
Pero este tipo de pensamiento también aplica a los que ya cantan.
He visto a cantantes decir que no les gustan las notas agudas, y poco después oírles elogiar las notas agudas de otro cantante.
Cuando les preguntas un poco, acaba saliendo la verdad: no les gusta cantar notas agudas porque no les salen bien.
De nuevo, una mala experiencia que evita que progreses y que hagas lo que te gusta.
Cuando tratas de mejorar como cantante, esto es un problema.
No hace mucho estuve de oyente en una clase de canto de mi mentor, y vi justo este problema.
La alumna era una chica a la que le daba miedo cantar una nota en concreto.
¿Qué ocurría cuando una escala de un ejercicio llegaba a esa nota?
La chica paraba y no la cantaba, porque siempre había tenido problemas con esa nota.
El mecanismo de defensa estaba tomando el control.
La única forma de superar esto es obligándote a hacerlo, una y otra vez.
¿Te saldrá mal? Sí, pero cada vez menos, porque al final son los errores los que te hacen mejorar.
El conocimiento popular o afirmaciones de alguna autoridad
De la misma forma que tú y yo tenemos ideas preconcebidas, la enseñanza vocal también las tiene.
Hay un montón de afirmaciones que se toman como algún tipo de verdad divina.
Por ejemplo, todo el mundo dice (cada vez menos, afortunadamente) que la respiración es la base del canto, y que si la entrenas, cantarás mejor.
Hace muchos años que descubrí que esto es mentira, pero antes de saberlo, asumía que era verdad.
Hay muchísimas ideas que no son correctas pero asumimos que sí lo son y nos ceñimos a ellas sin cuestionarlas.
¿Has probado a entrenar tu voz de otra forma?
Por ejemplo, si siempre te han dicho que para cantar notas agudas tienes que abrir bien la boca, pero sigues sin estar cómodo con ello o ni si quiera te sale bien… ¿has probado a hacer lo contrario?
Es muy posible que te sorprendas.
No digo que haya que cuestionarlo todo simplemente por cuestionarlo.
Hay que cuestionar con cabeza, y si te equivocas, no pasa nada.
Por otro lado, también puede ser que algún profesor o cantante te haya dicho alguna cosa de tu voz y que esto te esté limitando, aunque tú te lo crees a pies juntillas porque la persona que te lo ha dicho es una autoridad para ti en ese campo.
Ojo, puede que lo que te haya dicho sea bueno o malo, porque puede llegar a ser igual de limitante decirte que cantas perfecto como que cantas mal.
En ambos casos, si te quedas donde estás, no vas a mejorar.
De nuevo, te animo a cuestionarlo y a probar otras cosas.
¿Te dijeron que cantas perfecto? Prueba a cantar algo que te sea difícil, grábate y escúchate.
Si resulta que no te sale tan bien como creías, ya tienes por dónde empezar a mejorar.
¿Te dijeron que cantas fatal? Prueba a cantar algo sencillo y quizás descubras que puedes llegar a disfrutar del canto y a ser un buen cantante.
Las grandes ideas aparecen cuando se rompen moldes
Yo
Regla de oro: cantar tiene que ser fácil
Esta regla es lo único que te puedo presentar como absolutamente cierto (aunque siempre puedes cuestionarme 😉 ), y creo que es la Estrella Polar del canto.
Si tal y como estás cantando ahora no te resulta fácil, es que tienes que seguir practicando y experimentando con tu propia voz.
Cuidado, porque “fácil” no es lo mismo que “bonito”, al menos al principio.
Primero encontrarás facilidad al cantar, pero sonará feo (débil, con voz falsa, …), pero desde esa facilidad podrás empezar a experimentar las sensaciones correctas.
Si por el contrario ya sientes que cantar te es fácil, te reto a que te cuestiones a ti mismo, porque siempre se puede encontrar un grado más de libertad.
¿Quieres algo por lo que empezar? Aquí tienes este test.
Imagen: Algunos derechos reservados por ToniProtto
Me gusto mucho lo vertido en todo este articulo sobre canto. Todo muy cierto. Gracias. Sigan compartiendo conmigo sus conocimientos sobre este arte maravilloso. Un abrazo.