9 ingredientes necesarios para tener una buena voz

ingredientes buena voz

Cuando utilizas tu voz para cantar, hay muchísimos factores que entran en juego.

Algunos de esos factores deben estar ahí, otros no, otros deben estar pero de una forma muy concreta, …

Recuerda bastante a una receta de cocina, donde tienes que poner los ingredientes correctos en el orden correcto para obtener el plato que quieres.

Si no sabes qué hacer para hacer que tu voz suba un nivel más, es porque te faltan esos ingredientes y esa receta.

Hemos creado la lista de ingredientes con la que podrás comprobarlo, punto por punto.

No tienes que abrir tu garganta. NO tienes que cerrarla.

Muchos te dirán que necesitas “abrir tu garganta” para ampliar el espacio de resonancia y así sacarle más partido a tu voz.

Y en cierto modo, es cierto.

¡La confusión está en que tu garganta ya está abierta!

Es cuando cantamos que la cerramos con tensiones musculares.

Imagínate que tu garganta es una campana.

Si sostienes la parte superior con la punta de tus dedos y le das un golpe de martillo, el sonido empezará a resonar en el cuerpo de la campana y se amplificará.

Pero… ¿qué pasa si sostienes la campana con toda tu mano en lugar de sólo con dos dedos en la parte superior?

Por muy fuerte que la golpees con tu martillo, el sonido resultante no tendrá ni punto de comparación, tanto a nivel de volumen como de tonalidad.

Por eso es tan importante tener siempre en mente una única meta: cantar tiene que ser fácil.

Todo está interconectado

Tu laringe afecta a tu lengua, tus labios afectan a tus cuerdas vocales, tus cejas afectan a tu cuello, tu cuello afecta a tu laringe, …

Cuando practicas canto, sobre todo al principio, debes tratar siempre de aislar los problemas todo lo que puedas.

Por poner un ejemplo, si tu laringe tiende a subir a medida que cantas más agudo, utilizar la voz de bostezo puede ser una buena idea para aislar el problema y encontrar una forma diferente de utilizar tu voz.

Pero, al final, todas las partes de tu aparato fonador afectan al resto de las partes, y quizás bajar la laringe no sea la mejor opción, aunque sea la más obvia.

Lo mismo pasa con la compresión vocal.

A veces nos obcecamos con el sonido faríngeo, cuando no es la única forma de conseguirlo, en parte porque muchas veces el problema no es la compresión vocal en sí.

Cuando practiques y te encuentres un problema, trata de examinar el resto de partes de tu voz, no sólo la que estás tratando de trabajar en ese momento.

Escuchar a cantantes con tu voz parecida

No es fácil ser el juez de uno mismo, por lo que es muy importante grabarse y escucharse.

Pero falta algo más: una referencia.

Es importante que busques grabaciones de buenos cantantes y te concentres en escucharlos.

Me refiero a buenos cantantes técnicamente, no a cantantes que te gusten (no es necesariamente lo mismo).

Es importante que sepas diferenciarlos.

También es muy bueno que esos cantantes tengan una voz parecida a la tuya, ya que así acostumbras a tu oído a buscar las mismas cualidades de esos cantantes en tu propia voz, al escuchar tus grabaciones.

Y lo más importante de todo: ESCUCHA.

Sé que será difícil no ponerte a cantar las canciones, pero tienes que evitarlo.

Este trabajo consiste en escuchar, no en oír.

Practicar canciones que sean adecuadas para tu tono

Las canciones que eliges para practicar son una pieza importante de tu entrenamiento, y no puedes escogerlas a la ligera.

Principalmente tienen que ser canciones que estén hechas para una voz como la tuya.

De no ser así, a no ser que tengas mucho control, tu voz se va a encontrar con problemas técnicos, y si lo piensas es algo bastante lógico.

Una canción que no está diseñada para tu voz va a moverse en notas naturalmente más complicadas para ti.

Fíjate lo crítico que es esto, que puedes estar haciendo un buen entrenamiento vocal con tus ejercicios, pero luego elegir una canción que no se adecúe al punto en el que te encuentras y te salga fatal.

Eso no querrá decir que lo estés haciendo mal.

Simplemente quiere decir que esa canción no es para ti (¿aún?).

No buscar objetivos que no están a tu alcance

Registro de silbido, rasgados de voz, cantar sin descanso durante horas, …

Son buenos objetivos, pero no son objetivos fáciles.

Normalmente son objetivos a largo plazo, y centrarte en ellos cuando aún te estás peleando con tu voz mixta es un error.

Si trabajas en objetivos que ahora mismo están fuera de tu alcance, vas a confundir a tu voz, simplemente porque aún le faltan piezas para entender lo que tiene que hacer para conseguirlos.

Para intentar cumplir esos objetivos, tu voz recurrirá a todo lo que tenga al abasto.

Aunque pueda parecer algo bueno (el uso de más recursos), no lo es, porque sólo tendrá al abasto herramientas que se diseñaron para tareas diferentes a la de cantar, como masticar, tragar, etc.

Salir de tu zona de confort

Relacionado con el punto anterior, si siempre te quedas en la zona cómoda, tu voz tampoco va a evolucionar.

Tienes que encontrar ese punto medio: algo que te suponga un reto pero que no sea imposible.

Esto es muy fácil de ver si hablamos de canciones.

Si eliges una canción donde puedas cantar todas las partes sin problemas, si no paras de cantarla lo que conseguirás es cantarla mejor.

Sí, es algo bueno, pero no te hará evolucionar técnicamente.

Hazlo sólo si tienes que cantarla en alguna actuación o para mejorar tu estilo, no para mejorar tu técnica.

No intentar sentir algo que no has sentido

Cada cantante puede imaginar diferentes cosas cuando canta.

Me refiero a la hora de usar su voz, ya sea en ejercicios o canciones, no para interpretar.

Puede imaginar como el sonido rebota en sus ojos, puede imaginar cómo su voz va hacia arriba, puede imaginar que tiene una pelota en la boca, …

Son formas de usar nuestras sensaciones para describirnos a nosotros mismos lo que debemos buscar para cantar de determinada forma o determinadas notas.

Pero si un cantante te dice lo que tienes que imaginar a la hora de cantar, tenemos un problema.

Imagina por un momento que nunca has visto el color rojo.

No lo conoces, no tienes ni idea de cómo es.

Yo sí lo he visto y sé bien lo que es, pero por mucho que trate de explicártelo no conseguiré pintar el color rojo en tu mente.

La realidad es que cada uno tenemos percepciones únicas, y es imposible que tú sientas lo mismo que yo al hacer lo mismo.

Dicho de otra forma, pongamos que a los dos nos gusta el chocolate.

Los dos estamos de acuerdo en que está buenísimo, que es dulce, e incluso podríamos llegar a encontrar una descripción con la que los dos estuviésemos de acuerdo, pero nunca podremos saber cómo el otro percibe su sabor.

No puedes provocar algo: tiene que pasar

A veces nos obsesionamos con mover este músculo, levantar el velo del paladar un milímetro más o utilizar más o menos aire.

Todas pueden ser instrucciones correctas, pero no podemos esperar que mágicamente nos haga cantar bien.

Mejorar en el canto es un proceso, ya te lo hemos dicho muchas veces.

Poco a poco irás mejorando, pero no es algo que puedas provocar de la noche a la mañana.

Sería como obligar a alguien a que te quiera.

La otra persona tiene que conocerte, tú tienes que conocerla y poco a poco se van encontrando puntos en común o cambiando ciertas cosas por el beneficio de una relación.

¿Y la receta? ¡¿DÓNDE ESTÁ LA RECETA?!

Nosotros te hemos dado los ingredientes, pero la receta no es algo que podamos darte.

En toda receta de cocina, llega un momento donde tienes que “cocinar al punto” o “añadir harina hasta que la consistencia sea buena”, y eso no es algo que se pueda transmitir con palabras.

Con la voz pasa lo mismo.

La lista de ingredientes te acerca a ser mejor cantante, pero experimentar cada uno de ellos en tu propia voz es lo que te hará llegar a serlo, cada día un poco más.

Ahí es donde entra el rol de un buen profesor de canto: él es el chef con el que puedes acortar el tiempo aprovechándote de su experiencia y dejándote llevar por el camino correcto.

Imagen: Algunos derechos reservados por Lau_chan

>