¿Te ha pasado alguna vez que después de estar cantando un día, al día siguiente no te sale la voz o bien sientes que no puedes llegar a las notas agudas cómodamente?
Es posible que sientas que te “pesa” la voz.
Todo esto no pasa por que sí, y es muy importante investigar para saber qué es lo que ha pasado.
¿Te apuntas?
Primero de todo, no te alarmes, porque de un día para otro es muy difícil que tengas un daño vocal.
Es muy probable que lo que tengas sea una inflamación, por lo que debes dejar reposar la voz un par de días y si no va a mejor entonces debes ir al médico.
Pero lo realmente importante es descubrir la causa para proteger tu voz para el futuro, porque si esto te pasa muy a menudo sí puede llevarte a tener problemas vocales serios.
¿Qué preguntas debes hacerte para descubrir el fondo del asunto?
Yo no estaba ayer contigo mientras practicabas, así que no puedo saber cuál fue el factor desencadenante del problema.
Lo que sí puedo hacer es hacerte preguntas, para que seas tú quien atrape al culpable:
#1: ¿Calentaste la voz?
Ya sé que siempre te lo decimos y que es un aburrimiento calentar la voz, pero es esencial hacerlo.
No puedes ponerte a cantar directamente.
Si no calientas le pides a tu voz que de repente haga cosas que recuerda vagamente.
Al calentar, a grosso modo le estás recordando a tu voz cómo tiene que hacer esas notas para no hacerse daño.
Si no calientas las hará como buenamente pueda.
Eso, la mayoría de veces, se resume en forzar la voz.
#2: ¿Notaste picor o molestias en algún momento pero no paraste?
Si tu voz intenta decirte algo y no la escuchas el verdadero culpable eres tú.
Si te pica o sientes molestias es porque hay algo que no estás haciendo bien.
Debes parar y reconsiderar lo que estás haciendo, no puedes seguir como si nada.
Ya sé que igual habías planeado que de tal hora a tal hora practicarías con tu voz y que parar te puede estar rompiendo los planes, ¡pero también puede romperte los planes del día siguiente!
Así que ya sabes: Si te pica o te molesta… ¡para inmediatamente!
#3: ¿Cuánto rato estuviste?
Este punto está muy acorde con el anterior.
Te has reservado el sábado entero para practicar con tu voz y así lo haces, sin descansos.
Pues tu pobre voz no está preparada para soportar eso.
Necesitas ir haciendo descansos frecuentemente, cada 20 minutos estaría bien.
Tampoco tienen que ser descansos muy largos, lo justo para que a tu cerebro le dé tiempo de asimilar lo que está haciendo.
Y lo más importante, lo justo para ser consciente de si tienes la voz un poco “tocada”, para que no acabe “tocada y hundida”.
#4: ¿A qué volumen practicaste?
¡Uff! Qué pesados somos con esto.
Pero es que es muy importante.
El volumen es al cantante lo que al deportista las pesas.
¿Verdad que si al hacer deporte te pones mucho peso al día siguiente no puedes ni mover el músculo?
Pues aquí pasa igual.
Demasiado volumen hace que tus cuerdas vocales tengan que resistir más de lo que pueden.
Y el resultado es que al día siguiente tienes “agujetas”.
Con la diferencia de que las “agujetas” en la voz no son nada recomendables ni normales.
#5: ¿Había algo que no te salía e insististe?
Vale, yo reconozco que soy muy cabezota.
Cuando algo no me sale y quiero que me salga me pongo manos a la obra hasta que lo consigo, ya puede ser algo importante o la tontería más grande.
Pero es importante poner límites porque esa insistencia puede ser peligrosa.
Es peligrosa si descuidas otras cosas que son más importantes por conseguir esa.
En este caso, puede ser que estés insistiendo en cantar esa nota con una voz más “hablada”, pero aunque te sepas la teoría aún no sabes cómo hacerlo.
La respuesta de tu cuerpo va a ser gritar esa nota o forzar tu voz, intentando cantar en voz de pecho, pero es que no es así como se hace.
Nunca debes sacrificar la facilidad por el sonido y mucho menos cuando estás practicando.
Y MUCHO menos una vez tras otra sin descanso e insistentemente.
Eso sólo te conduce a la triste situación que estás viviendo hoy, que no te sale la voz o has perdido tus notas agudas.
#6: ¿Te habías mantenido hidratado?
Puede parecerte una tontería, pero si estás en esa sesión maratoniana de dedicar todo el sábado a cantar y no te paras ni para comer ni para beber agua, tu voz se va a resentir.
Recuerda que hay que mantener los niveles de hidratación bien nutridos para que tu voz pueda responder como debe.
Unas cuerdas vocales secas son más propensas a irritarse y eso puede conducirte a la situación que estás viviendo hoy.
#7: ¿No será algún factor ambiental?
Aquí he estado yo metiéndote bronca por todo lo que hiciste o no hiciste ayer, pero es posible que lo que te pasa no tenga nada que ver con eso.
Hay más cosas que tienes que tener en cuenta y que pueden no tener nada que ver con tu práctica de canto.
¿Sufriste algún cambio de temperatura drástico?
Porque puede ser que lo que te pasa hoy sea el principio de un resfriado.
Como te decía al principio, en un par de días sabrás más.
¿Eres una chica y tienes la menstruación?
Esto es algo a lo que no prestamos atención, pero a muchas nos afecta y nos crea la sensación de que la voz nos “pesa”.
También se solucionará cuando ya no la tengas, así que… ¡ármate de paciencia!
¿Has dormido poco o mal?
Esto genera una sensación muy parecida a la de la menstruación.
La voz te “pesa” y te cuesta cantar notas agudas de buenas a primeras.
¿Te expusiste a algún alérgeno?
Quizás estuviste en un sitio con mucho polvo y eso te produce alergia. ¿Te acuerdas?
¿A que te fuiste de fiesta después de practicar?
¡Una discoteca es lo peor que hay para la voz!
Ambientes con ruido, en los que tienes que hablar a voces y encima duermes poco.
Y si bebes alcohol ya ni te cuento.
Eso es terrible.
En definitiva, una o varias de estas razones pueden llevarte al estado en el que estás hoy.
Si quieres conservar tu voz debes cuidarla.
Ten en cuenta todos estos detalles y la próxima vez que te pongas a practicar respeta todos estos puntos.
¡Comparte si quieres mantener tu voz sana!
Imagen: Algunos derechos reservados por Flооd